La televisión, el internet, las revistas, periódicos, radio, etc, quitan gran parte de nuestro tiempo diariamente y cuando nos damos cuenta, ya es demasiado tarde y no hemos compartido con nuestros familiares, y no hemos tenido nuestro tiempo especial con Dios, y nuestra comunión, nuestra comunicación tanto con Él como con nuestros familiares, se va enfriando y, en muchos casos, desaparece completamente.
Ver familias que viven como completos extraños dentro de la misma casa, padres que no son amigos y que no conversan con sus hijos, matrimonios fríos, parejas distantes… esto ha sido uno de los frutos de la intromisión de los medios de comunicación en nuestro cotidiano.
Pero el peor y más nefasto fruto de los medios en la vida de las personas actualmente es: apartarle cada día más de la presencia de Dios, un día es una novela, el otro una película, el siguiente día es película+novela, etc, y así, sucesivamente, va aumentando hasta el punto que el tiempo libre que la persona tiene, es invertido en algún pasatiempo o entretenimiento y cada vez ella tiene menos tiempo para estar con Dios.
El Ayuno de Daniel trae una gran oportunidad de empezar a cambiar esta situación, pues le enseñará a establecer prioridades en su vida, y, para los que están apartados de la presencia de Dios, les dará una nueva oportunidad para empezar otra vez su relación y su intimidad con Dios.
Durante este Ayuno de Daniel, una buena idea sería empezar su día meditando en la Palabra de Dios. ¿Se acuerda de aquél libro de la Biblia que empezaste a leer pero no lo terminaste? Esta es su oportunidad de terminarlo o volver a empezarlo, meditando en cada versículo de una manera especial.
¿Se acuerda de aquél libro que recibiste en la iglesia y que está guardado porque no tuviste tiempo de leerlo? Entonces, aprovecha ahora para leerlo, pues, seguramente edificará tu vida y fortalecerá tu fe.
Así que, manos a la obra, al final veras la diferencia tanto en su vida espiritual como en la relación con sus familiares.
¡No desperdicie esta gran oportunidad!
