Cuando una persona hace un compromiso con otra, se ve obligada a cumplirlo. Sin embargo, existen algunas que juegan con ello y más en el aspecto monetario. Muchas veces creen que por el hecho de tener confianza y/o estima entre sí pueden abusar de ello y no finalizar lo que comenzaron.
La Palabra de Dios dice así: «El impío toma prestado y no paga, pero el justo tiene compasión y da» (Salmos 37:21)
Según la Real Academia Española, el impío es una persona que no tiene fe, ni valores como la reciprocidad o la compasión, lo cual lo coloca como una persona egoísta, incapaz de agradar a Dios. Por lo tanto, por muy creyente o fiel que se considere si no es capaz de pagar lo que debe, Dios lo considera como un impío.
No obstante, más allá de la fe y la posición bíblica, cumplir con cualquier tipo de acuerdo define mucho más que tu posición espiritual. Tu imagen, credibilidad, educación, etc., son las que se ponen en duda.
Sé honesto con los demás, si sabes que no tendrás las condiciones, no te comprometas; si te ves en la necesidad y das tu palabra, no tardes en cumplirla, pues esa persona no tardó en ayudarte o en cumplir su servicio.