En todo el país, las Universal quedaron abarrotadas de personas que vinieron para participar de una reunión especial, invitadas por sus familiares o amigos y también por los obreros y el grupo de evangelización, que llegaban necesitadas de una solución, de una salida para sus problemas.
Eran muchísimos los que venían por primera vez y aquellos que llegaron con fe y certeza de que verían un cambio y creyeron en la Palabra de Dios, sus tristezas, sus traumas, enfermedades y desesperación, dieron lugar a una transformación y al inicio de una nueva vida.
Al finalizar las reuniones, se podía ver que el Espíritu Santo había obrado en esta mañana, la alegría y la paz resplandecía en los semblantes.
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