En mi casa existía unión hasta que mi hermana se enfermó de cáncer y fallece. Yo me encerré en la soledad y sentía un gran vacío. Por otro lado, cada uno de mis familiares tomó su rumbo, mi papá se sumergió en los vicios, mi mamá estaba deprimida y triste, mis hermanos andaban más en la calle que en la casa y mis padres peleaban constantemente. Además, me torné en una persona rebelde.
Mi mamá recibió una invitación a la Universal comenzó a participar y ella empezó a cambiar. Yo vi la transformación que había sucedido en mi mamá. Ella me invitaba a participar con ella , en una ocasión, acepté y comencé a asistir los viernes.
Gracias a Dios mi vida y mi familia, poco a poco, fue cambiando. Hoy mi vida es llena de felicidad y paz”, finaliza Abigail.