A las 9:20 de la mañana aterrizó el vuelo que trajo de vuelta al país a la selección criolla ganadora de la medalla de plata en el Mundial de Softbol.
20 horas de viaje con las respectivas escalas afrontaron los criollos antes de pisar el Aeropuerto Simón Bolívar.
Un pequeño grupo de familiares y algunas tímidas expresiones de alegría, acompañada de pancartas marcaron el recibimiento.
Ramón Jones fue uno de los más solicitados por la prensa, su hazaña de dos no hit no run en la cita mundialista lo convirtió en el centro de atracción a su llegada al país.
«Eso de lanzar dos no hits no runs, es casi que es un escándalo», comentó el cabimero, entre carcajadas.
«Es algo difícil estoy consciente y más difícil aún hacerlo en ocasiones consecutivas. Gracias a Dios conté con la suerte de lanzarlo. Estaba en boca de todos mis amigos, compañeros y familia, dijo Jones.
Pese a su brillante actuación, Jones y el combinado criollo cayó en la final ante Nueva Zelanda. Para el lanzador, no poder acreditarse ese vital triunfo fue algo que lo llenó de tristeza.
«Me sentí mal cuando perdí la final porque pienso que este equipo podía haber quedado campeón, pero lastimosamente no contamos con la suerte», sin embargo explicó que igual se sienten satisfechos por lo conseguido.
Para Ramón Flores, el careta del equipo y más destacado en la ofensiva criolla, lograron superarse a sí mismos, pues el triunfo ante Australia (campeón mundial) los puso en la mira de todos y hasta les hizo ganarles el apoyo de la fanaticada local.
Sobre su papel hombre fuerte de la alineación criolla comentó: «No me sentí bujía ofensiva, bujía ofensiva fuimos todos», afirmó.
Flores destacó que perdieron la final con dignidad y se encargó de agradecer el apoyo de propios y extraños durante la cita mundial. Venezuela se convirtió así en el primer país de América Latina en subir al podio en un mundial de la categoría.
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