¿Alguna vez has oído a alguien quejarse porque recibió algo gratis? Nunca oímos a nadie quejándose por haber ganado un viaje gratis, un descuento inesperado, o un gesto cariñoso. Pero la historia siempre es diferente si la persona tiene que pagar por algo, porque aún cuando el precio es justo, muchos tienen dificultades en desapegarse de su dinero sin lamentarse de que las cosas están caras.
Es cierto que las cosas están caras, pero cuando el dinero no sale de nuestros bolsillos no nos preocupamos por el precio. Simplemente sonreímos y disfrutamos el regalo. Así que cuando las personas se quejan por el precio de algo, o de lo difícil que es conquistar algo, o lo difícil que es mantener una relación, por lo general es porque no quieren pagar el precio necesario.
A la mayoría de las personas no les importa recibir, pero cuando tienen que dar, es otra historia completamente diferente. Esta ha sido la raíz de los muchos problemas que enfrentan. Muchos matrimonios se están deshaciendo porque la pareja no está preparada para dar. Si tienen que dejar los malos hábitos, las malas amistades, los secretos, lo ven como algo muy difícil y no lo hacen. El resultado de esto es que si usted no está dispuesto a dejar estas cosas, ¿cómo espera recibir el amor y el respeto a cambio? Si en su trabajo usted no se esfuerza al máximo y no trabaja más que los demás, ¿realmente cree que será considerado para un ascenso?
Podemos ver que el mundo trabaja de manera opuesta a la de Dios. En el mundo, cuanto más usted recibe, más tendrá. Pero con Dios, cuanto más da, más recibirá.
Es como el dicho que dice que si pudieran, muchos orarían “Venga a nosotros Tu reino … …”, pero dejando a un lado la parte que dice “… hágase Tu voluntad…”
Cuando usted aprende a dar su vida por la fe que tiene, a dar lo mejor a los que le aman y principalmente a los que le odian, y sobre todo a Dios, entonces usted estará listo para recibir.
Fuente: iurd.pt